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La historia detrás de la devoción al Inmaculado Corazón de María

Imagen de la Virgen María bajo la advocación del Inmaculado Corazón de María

La devoción al Inmaculado Corazón de María se celebra el día después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Aunque no se menciona de forma directa en la Biblia, sí se hace alusión cuando se dice que María guardaba todas las cosas en su corazón, un pasaje que refleja la profundidad de su vida interior.

Esta devoción nos invita a meditar sobre la vida de la Virgen, sus virtudes, alegrías y sufrimientos, muchos de los cuales se contemplan en los misterios del Santo Rosario y su letanía. En 1917, durante las apariciones de la Virgen en Fátima a los tres pastorcitos, María pidió la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón, la propagación de esta devoción y la práctica diaria del rezo del Rosario.

La Virgen de Fátima y el Inmaculado Corazón de María

El 13 de mayo de 1917 en Cova da Iria, un pueblo en el centro de Portugal fue el sitio escogido por María cuando tres niños: Lucia dos Santos, de 10 años, y sus hermanos Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 año respectivamente, jugando mientras cuidaban un pequeño rebaño vieron dos fenómenos luminosos, como dos relámpagos, y luego una misteriosa dama brillante con un Rosario en la mano.

Es la primera de las seis apariciones que tendrán los tres pastores hasta octubre: siempre el día 13, excepto en el mes de agosto porque los niños no llegaron a Cova da Iria pues fueron retenidos por el Alcalde. Así, el encuentro con la Virgen ocurrió el 19 de agosto. El 13 de octubre de 1930, el Obispo de Leiria declara las visiones «dignas de fe», autorizando el culto a Nuestra Señora de Fátima.

Miles de peregrinos comenzaron a llegar a Fátima al extenderse el rumor de estos sucesos. El 13 de octubre, una multitud estimada de 50.000 a 70.000 personas, entre ellas numerosos periodistas, presenciaron el «milagro del Sol», la gran señal que había sido anunciada por la Virgen: después de una lluvia torrencial que empapó el suelo y la ropa, el cielo se abrió y vieron como el Sol cambió de color, tamaño y posición.

Incluso, durante este hecho se pudo mirar perfectamente al sol con los ojos. Después de lo acontecido, la ropa y el suelo aparecieron repentinamente secos, hubo muchas conversiones y sanaciones este día.

El mensaje de la Virgen de Fátima no pretende satisfacer las curiosidades sobre el apocalipsis o el fin del mundo, sino que es un llamamiento a la conversión y a la humildad para que la humanidad se salve de tanto egoísmo que vemos hoy en día.

Oración de consagración al Inmaculado Corazón de María 

¡Oh María, Virgen poderosa y Madre de misericordia, Reina del cielo y refugio de los pecadores!, nos consagramos a vuestro Inmaculado Corazón.

Os consagramos nuestro ser y toda nuestra vida; todo cuanto tenemos, todo lo que amamos, todo lo que somos. A Vos, nuestros cuerpos, nuestros corazones, nuestras almas. A Vos, nuestros hogares, nuestras familias, nuestra Patria.

Queremos que todo, en nosotros y en torno nuestro, os pertenezca, y participe de los beneficios de vuestras maternales bendiciones. Y, para que esta consagración sea verdaderamente eficaz y duradera, renovamos hoy, a vuestros pies, ¡oh María!, las promesas de nuestro bautismo y de nuestra primera Comunión.

Nos obligamos a profesar siempre y valerosamente las verdades de la Fe, a vivir como católicos, enteramente sumisos a todas las normas del Papa y de los Obispos en comunión con él.

Nos obligamos a observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, en particular la santificación del Domingo.

Nos obligamos a introducir en nuestra vida, en lo posible, las consoladoras prácticas de la Religión cristiana, sobre todo la Sagrada Comunión.

Os prometemos, finalmente, ¡oh gloriosa Madre de Dios y tierna Madre de los hombres!, consagrarnos de todo corazón al servicio de vuestro culto bendito, a fin de apresurar y asegurar, por el reinado de vuestro Corazón Inmaculado, el reinado del Corazón de vuestro adorable Hijo, en nuestras almas y en todas las almas, en nuestra Nación y en todo el universo, así en la tierra como en el cielo.

Amén.

 

Cuando veneramos al Inmaculado Corazón de María, honramos también a Jesús, su hijo. Al honrar a la Madre, se honra al hijo que además, también es nuestra madre. 

Qué dicen los santos sobre el Inmaculado Corazón de María

San Juan Pablo II dijo sobre el Inmaculado Corazón de María “De María aprendemos a amar a Cristo, su Hijo y el Hijo de Dios… De ella aprendemos a ser siempre fieles, a confiar en que la Palabra de Dios se cumplirá en nosotros, que nada es imposible para Dios.”

San Luis de Montfort decía sobre el Inmaculado Corazón de María “Ni todo el amor de todas las madres alcanzaría a equiparar el amor del corazón de María por sus hijos”.

Fue san Juan Eudes, sacerdote francés del siglo XVI quien popularizó la devoción al Inmaculado Corazón de María.

San Maximiliano Kolbe sobre el Inmaculado Corazón de María “Nunca temas amar demasiado a la Santísima Virgen María. No hay forma de amarla más de lo que Jesús la amó.”

 

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