¿La Orden Sacerdotal? ¿Qué es eso?
En la iglesia católica, todos estamos llamados a servir de algún modo, unos como matrimonio, laicos, religioso (as) y otros bajo la Orden Sacerdotal, es decir, los Sacerdotes/Curas. Desde el nacimiento, cada persona está llamada
y tiene un propósito en su vida.
El Catecismo de la Iglesia Católica define la Orden Sacerdotal como el sacramento cuya misión, confiada por Cristo a sus Apóstoles, es el ministerio apostólico.
Esta participación se llama «sacerdocio común de los fieles». A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra participación en la misión de
Cristo: la del ministerio conferido por el sacramento del Orden, cuya tarea es servir en nombre y en la representación de Cristo a todos los fieles.
Algo importante que acotar es que la presencia de Cristo en este ministro no debe ser entendida como si el sacerdote o religioso estuviese exento de todas las flaquezas humanas, es decir, del pecado, entendiéndose que el único ser perfecto en el universo es Dios.
Sin embargo, las gracias recibidas por los sacramentos que el sacerdote o religioso administre no son impedidas por el pecado del ministro en sí, como por ejemplo en el sacramento de la reconciliación/confesión o hasta la misma
Consagración en la Eucaristía.
El sacramento del Orden es conferido por la imposición de las manos seguida de una oración de consagración solemne que pide a Dios para el ordenando las gracias del Espíritu Santo requeridas para su ministerio. La ordenación imprime un carácter sacramental indeleble.
Es al mismo Cristo Jesús, Sacerdote, a cuya sagrada persona representa el ministro. Este, ciertamente, gracias a la consagración sacerdotal recibida se asimila al Sumo Sacerdote y goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo (a quien representa) dice el Papa Pío XII.
Grados de la Orden Sacerdotal
Este sacramento comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
El Obispo: él recibe la plenitud del sacramento de la Orden Sacerdotal que lo incorpora al Colegio Episcopal y hace de él la cabeza visible de la Iglesia particular que le es confiada. Los Obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles y miembros del Colegio, participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de San Pedro.
Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada.
Los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el ministerio de la palabra, del culto divino, del gobierno pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo
la autoridad pastoral de su Obispo.
Desde antiguo los diáconos pueden casarse, tanto es así que San Pablo señala que “los diáconos deberán ser hombres casados una sola vez, que
gobiernen bien a sus hijos y su propia casa”.
Sin embargo, con el avance histórico de la cristiandad, la Iglesia en su sabiduría reconoce dos tipos de diáconos: el permanente y el transitorio. Los permanentes son aquellos que reciben este ministerio para toda la vida, mientras que los transitorios lo reciben como un paso previo al sacerdocio.
Tipo de vocaciones en la Iglesia Católica
Como comentábamos más arriba, dentro de la Iglesia Católica hay lugar y trabajo para todos, Dios nos ha llamado, desde antes de nuestro nacimiento a servir y trabajar por el bien de la humanidad, bajo diferentes nombres:
- Vocación a la Orden Sacerdotal
- Vocación laical
- Vocación al matrimonio
- Vida consagrada
Es importante resaltar, que fruto de esa decisión debe haber un previo discernimiento, acompañado de un sacerdote y de mucha oración, que te guíe a descubrir qué quiere Dios para tu vida, pregúntale siempre a Dios: ¿Qué quieres tú de mi?
Queremos compartir contigo nuestro libro: Cómo encontrar Mi vocación, llámale guía porque te ayudará a entender mejor lo rica que es la Iglesia y cómo en ella cabemos todos a través de las diferentes vocaciones.